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La actividad física juega un papel muy importante en la salud de todos los seres humanos. Desde los meses de formación en nuestras madres y hasta nuestro último respiro, estar saludable nos permite desarrollar nuestro mayor potencial durante las diferentes etapas de la vida. Hoy, nuestros expertos Francisco Martínez y Paola Barboza facilitan una discusión sobre el impacto y beneficio del ejercicio para toda la familia, sin importar la edad.
El ejercicio en la infancia
Durante los primeros años de vida, los bebés van desarrollando todas las habilidades motrices que necesitarán para el desarrollo general. Además, la estimulación motriz está muy relacionada con el desarrollo intelectual y cognitivo. Por esta razón, es indispensable enseñarle al bebé qué es el movimiento.
Cuando hacemos ejercicios específicos con un bebé, empezamos también a desarrollar su nivel de concentración y capacidad intelectual conforme el bebé explora cómo manipular los objetos a su alrededor. El ejercicio ayuda a mejorar el equilibrio, la orientación, la destreza temporal-espacial y la capacidad de socialización ya que todo este desarrollo se hace con el apoyo de los adultos a su alrededor.
En los primeros 3 años de vida es donde se pueden ver mayores diferencias en los beneficios del ejercicio. Esta etapa es donde un niño progresa de la total dependencia hacia su evolución de independencia física. Poco a poco se desarrollan los patrones de movimiento que van a ser la base de todos los deportes (caminar, correr, saltar, galopar, lanzar, atrapar). Esta progresión ayuda a fortalecer los músculos, articulaciones, huesos, seguridad y sentido de confianza que el pequeño tiene en sí mismo.
El amor por el deporte inicia desde la niñez
A partir de los 4 años, los niños ya son más independientes. Ya no requieren el apoyo físico de sus padres para la movilidad. Sin embargo, aún no están mentalmente preparados para tomar el deporte formalmente. La actividad física en esta etapa se debe impartir como un juego. Lo ideal es que los niños practiquen actividades pre-deportivas que los hagan sentir bien y parte de un grupo. Una de las principales metas en estas edades es cultivar un amor por el deporte. El enfoque debe ser dar a conocer la mayor gama de tipos de movimientos posible, no la cantidad de trofeos ganados.
Un niño físicamente activo desarrolla su rendimiento respiratorio y circulatorio, tiene menos propensión a la obesidad y diabetes temprana, tiende a dormir mejor, aprende sobre disciplina y como seguir reglas. Además, se favorece el desarrollo cognitivo, nivel de socialización y, en general, los niños activos son más felices. Estas destrezas los siguen hasta su edad adulta. Sin embargo, es importante recalcar que forzar el ejercicio puede resultar en una relación negativa entre el niño y el deporte, lo que lleva a malos hábitos de salud más adelante.
El Pico del Desarrollo Deportivo
El adolescente y adulto joven se ve con una dicotomía interesante: por un lado encuentran el surgimiento de nuevas responsabilidades que limitan su disponibilidad para hacer ejercicio y por otro lado alcanzan el pico de su desarrollo deportivo. La persona empieza a discernir un régimen de ejercicio según sus habilidades y gustos. Además se da la participación deportiva de forma estructurada y el inicio de un mejor rendimiento.
El ejercicio a estas edades tiene muchos beneficios como el incremento en la masa muscular, mayor facilidad para mantener un peso saludable, mejoras en la función cardiovascular y respiratoria, aumento de energía y liberación de la ansiedad y el estrés. En esta etapa de transición de niñez a adultez, el ejercicio ayuda a liberar la fatiga mental que se asocia con este cambio, además mejora el autoestima y el desarrollo de la autoimagen. El cuerpo también crea memoria muscular y hábitos de salud favorables que impactan por el resto de la vida.
Un adulto necesita el ejercicio para estar saludable
En la etapa adulta generalmente se ha alcanzado una rutina de vida estable. El adulto regresa su enfoque al ejercicio con una variedad de objetivos como contrarrestar alguna enfermedad crónica, un deseo de verse mejor o de tener buena salud física, o ya por una necesidad del cuerpo por costumbre de toda la vida. Sin embargo, debemos notar que nunca es tarde para iniciar el ejercicio.
El estrés natural en la vida adulta puede resultar en niveles de cortisol elevados. El cortisol alto causa pérdida de sueño, niveles de azúcar alto, presión sanguínea alta, mareos y problemas de memoria. El hacer ejercicio libera serotonina y endorfinas, hormonas que normalizan los niveles de cortisol y promueven los sentimientos de felicidad y optimismo.
Nuestras vidas ocupadas pueden alejarnos del ejercicio. Es importante planificar el tiempo para la actividad física. El Colegio Americano de Medicina Deportiva recomienda un mínimo de 150 minutos de actividad física a la semana. Estos minutos deben estar distribuidos entre ejercicio sencillo y fuerte o de alta intensidad. El máximo recomendado es 300 minutos semanales, un incremento de actividad mayor no presenta un beneficio extra significativo.
Una importante consideración para los adultos es hacer ejercicios de todo tipo: de fuerza, cardiovasculares, de resistencia, de estiramiento y flexibilidad. La importancia está en que a estas edades es cuando inicia la pérdida de la masa muscular, conocida como sarcopenia. La masa muscular es lo que nos permite la autonomía de movimiento. Evitar la sarcopenia se vuelve crítico para alcanzar los años de oro en buena salud.
El Ejercicio en la Edad de Oro
La meta principal es la salud. Los cambios que se dan en esta etapa por lo general son de deterioro físico, psicológico, metabólico e inclusive social. Los entrenamientos de estabilidad y de fuerza son críticos para que una persona pueda retener su autonomía y valerse por sí misma. El ejercicio ayuda a mantener o recuperar el equilibrio, aumentar la producción de glóbulos blancos para mantener los huesos fuertes, retrasar el deterioro cognitivo, fortalecer el sistema inmunológico y mejorar el estado de las articulaciones. Además, la actividad física generalmente se imparte en clases grupales a esta edad y ofrece la oportunidad de socialización que promueve el buen estado de ánimo. Una consideración importante con respecto a los ejercicios para adulto mayor es evaluar el riesgo-beneficio. Se recomienda tener apoyo profesional para evitar lesiones.
Morén: Un Lugar de Ejercicio Para Toda la Familia
Aquí en Morén ofrecemos opciones para que todos los miembros de la familia puedan encontrar una actividad que se adecúe a sus necesidades. Desde clases para madres expectantes, estimulación para bebés en piso y piscina y hasta hidroterapia o aquaeróbicos. Morén ofrece servicios para todas las edades. Clases como ballet, esgrima, karate, boxeo, de ejercicio funcional y natación además de servicios de nutrición, planeamiento de programas de ejercicio para gimnasio y terapia física personalizados permiten un desarrollo verdaderamente integral de la salud física de la persona desde su concepción y hasta su edad avanzada.
El ejercicio dosificado correctamente siempre va a darnos beneficios a nivel físico y mental. Por esta razón, Morén ofrece profesionales que saben la dosificación y planificación adecuada para maximizar tu desarrollo físico y el de toda tu familia de una forma saludable. Nuestra prioridad es ser un centro de acondicionamiento físico realmente integral en donde podés encontrar profesionales confiables para solucionar una gran variedad de problemas de salud.
Este mes celebramos 8 años de servicio a los residentes de Cartago y sus alrededores. Seguinos en Facebook e Instagram si querés explorar cómo incorporar el ejercicio en tu vida familiar.